26.4.09

MALA GENTE

Aquí estoy, sentada en el tren al lado de la ventana y son las 2pm y hace un calor insoportable fuera. Antes de la partida una chica se acerca a mi ventana, la abre y saluda a un hermano, amigo, novio, amante suyo que luego resulta ser uno de los dos últimos porque ella se pone lujuriosamente el pie entre sus piernas (las de él). Al saludarlo por la ventana intenta cerrarla, pero el ganchito parece estar malogrado que no extraña en este país. Me dice que luego a lo mejor se cierra. Pienso que quién, chucha, le dio el derecho a abrir MI ventana y luego pienso que no está tan mal, que igual hace calor y así al menos me voy a refrescar. El tren se pone en marcha y me da el aire fresco a la cara, me acaricia la frente y los ojos cerrados porque aún hace un sol espléndido que no me deja abrirlos por completo. En un cuarto de hora se acerca una señora intentando cerrar la ventana, pero no lo consigue. Pienso que es mejor, porque tendría que discutir con ella de que yo no quiero cerrar la ventana por el calor que hace. Se desespera y se va sin éxito. Al cabo de 2 minutos viene su esposo a cerrar MI ventana y no puede con ella tampoco. Me alegro en mí, dentro y continúo leyendo mi libro. Luego viene el mismo señor con un pedazo de papel intentando meterlo entre un vidrio y el otro empujando para que se cierre. Le digo que lo deje. Se molesta porque dice que en el otro lado del vagón tienen frío. Le digo que se cambien de asiento que a mí el calor me molesta, entonces me dice que yo me cambie del asiento y yo le respondo que deje sus ideas de cerrar la ventana porque igual no cierra y que MUY BIEN porque es MI ventana y yo la quiero tener abierta. Se marcha enojado. Al final va y se queja al empleado de la empresa de trenes exigiendo que él cierre la ventana porque les da demasiado aire. El empleado al final logra cerrar la ventana y yo me quedo encerrada, protestando y casi llorando que tengo calor y que yo, joder, también pago mi billete por viajar en unas condiciones humanas. Me llaman mala gente. Yo les mando al carajo. Seré mala gente y seré egoísta porque estoy sola y sufro y estoy sudando en el tren donde se sienta más gente alrededor y hace más calor aún y la gente de este país me da rabia. Odio estar aquí sola. En estos momentos también lo odio a él porque se niega a venir a estar aquí conmigo. Luego recibo una llamada suya a mi celular, me dice que llamó a mi casa pero no estaba. Me alegra escuchar su voz. Lo amo de nuevo.

21.4.09

mudos

Mientras mi vecina duerme roncando y ni la despiertan las chicas turcas gritando desde el otro lado de la pared, me acurruco en mi pequeña cama escuchando caer las gotas en el fregadero de la cocina y pensando que podría ser el sonido del teléfono y que alguien me acaba de dejar un mensaje. En vano. El teléfono sigue mudo. Mudo también está el cuarto y yo me callo al pensar que otra vez nadie me dijo sus buenas noches.

18.4.09

despedida de soltera

Desde que hace unos diez o doce años vi en la tele un capítulo de la serie Doctor en Alaska (Northern Exposure), en la cual Shelly se casaba y le organizaban una despedida de soltera yo también quería, o sea, no casarme, sino quería una despedida así: una fiesta con los vestidos blancos de novia hechos por sus amigas de papel higiénico. Ayer tuve mi primera (según las chicas) despedida de soltera. No hubo papel higiénico ni vestidos blancos, tampoco hubo chicos calatos bailando en mi mesa ni entró policía para pedir que nos tranquilicemos. Aunque la despedida fue un poco adelantada, porque perderé mi estatus de single justo en once semanas, les agradezco a las chicas que estuvieron conmigo, porque el día del matrimonio por desgracia no tendré a ninguna de ellas cerca.