Hace cinco meses me preguntó si me casaría con él y desués de 2 minutos de silencio cuando ya quería darse por vencido lo acepté. Tuvimos poco tiempo para las preparaciones, no fui la novia Ripley, no tuvimos una gran fiesta, ni tampoco recibimos muchos regalos (agradecimos mucho los pocos que recibimos). En cambio ahora miro mi aro, que tampoco es de oro, sino de plata porque no nos alcanzó para un par dorado sé que no lo cambiaría por nada más del mundo.
Tras unas largas semanas sin pronunciar ni una palabra en está página, creo que es tiempo de cerrar un capítulo y pasar al otro. Tal vez me encuentren caminando por una de las calles de Lima. Por ahora les invito a todos a mi nueva casa. Mi casa América.
PS. Por poco se me olvida, el Xan Xan también oncontró por fin a una mujer ideal para él. Es un poco más grande su hembra, pero... se quieren.