Hace cinco meses me preguntó si me casaría con él y desués de 2 minutos de silencio cuando ya quería darse por vencido lo acepté. Tuvimos poco tiempo para las preparaciones, no fui la novia Ripley, no tuvimos una gran fiesta, ni tampoco recibimos muchos regalos (agradecimos mucho los pocos que recibimos). En cambio ahora miro mi aro, que tampoco es de oro, sino de plata porque no nos alcanzó para un par dorado sé que no lo cambiaría por nada más del mundo.
Tras unas largas semanas sin pronunciar ni una palabra en está página, creo que es tiempo de cerrar un capítulo y pasar al otro. Tal vez me encuentren caminando por una de las calles de Lima. Por ahora les invito a todos a mi nueva casa. Mi casa América.
PS. Por poco se me olvida, el Xan Xan también oncontró por fin a una mujer ideal para él. Es un poco más grande su hembra, pero... se quieren.
Será mi falta de comprensión, mi egoísmo, la xenofobia o la manifestación de mi mal genio, no lo sé. Lo cierto es que mis vecinas me tienen harta y no sólo porque no boten la basura y la dejen dentro o fuera de la puerta, que no laven sus platos (que son un montón), que cada noche inviten a una docena de turcos a cenar en el piso, que paren cantando ( ojalá cantaran bien) que ocupen toda la nevera y que no cierren la puerta. Hoy ya me sacaron de quicio por dejar una ay-cuan-sofisticada muestra del arte contemporáneo en el baño…. Y no es la primera vez. Abajo el testimonio.
El profesor escribe en la pizarra felizmente y dice que la palabra esta compuesta por dos lexemas: feliz y mente y como mente viene del latín (MENS) que significaba "ánimo", la palabra felizmente significará entonces "con ánimo feliz". Al cabo de un rato mi compañero me pregunta si MENS tiene algo que ver con la expresión delirium tremensy yo le digo que seguro tanto que con la palabra menstruación. Él piensa un toque y dice: pero la menstruación es una palabra confusa, en realidad debería llamarse women´s tration, no crees? Le doy la razón. Llegamos al acuerdo que dos primeras letras desaparecieron con el tiempo probablemente al pasar varias étapas de cambios lingüísticos. A los futuros lingüïstas, o simplemente a nosotros, esos sujetos mediocres que pretender ser lingüístas a veces nos gusta soltar la rienda de la imaginación.
Después de que me lo echó en la cara, salí llorando a la ducha para que mi compañera del cuarto, no me viera y para que el agua fría me cayera en la cara, a ver si me despertaba. Alivio ninguno.
Llamé a mi amiga J., pero no respondía. Me sentí sola.
Es bastante lo que tengo, tal vez. Pero me falta poder salir del súper con una bolsa con la comida para dos, por fin no tener que dormir abrazando sólo la almohada. Así, como me lo llevo imaginando desde hace varios meses.
Me dormí con la cabeza encima de la mesa como una niña llorando porque desea una cosa que no le quieren dar. Y ahorita veo al despertar, aquí en la pantalla de una pequeña laptop que me dejó, la foto de un vestido de novia, blanco, que no podré llevar.
Aquí estoy, sentada en el tren al lado de la ventana y son las 2pm y hace un calor insoportable fuera. Antes de la partida una chica se acerca a mi ventana, la abre y saluda a un hermano, amigo, novio, amante suyo que luego resulta ser uno de los dos últimos porque ella se pone lujuriosamente el pie entre sus piernas (las de él). Al saludarlo por la ventana intenta cerrarla, pero el ganchito parece estar malogrado que no extraña en este país. Me dice que luego a lo mejor se cierra. Pienso que quién, chucha, le dio el derecho a abrir MI ventana y luego pienso que no está tan mal, que igual hace calor y así al menos me voy a refrescar. El tren se pone en marcha y me da el aire fresco a la cara, me acaricia la frente y los ojos cerrados porque aún hace un sol espléndido que no me deja abrirlos por completo. En un cuarto de hora se acerca una señora intentando cerrar la ventana, pero no lo consigue. Pienso que es mejor, porque tendría que discutir con ella de que yo no quiero cerrar la ventana por el calor que hace. Se desespera y se va sin éxito. Al cabo de 2 minutos viene su esposo a cerrar MI ventana y no puede con ella tampoco. Me alegro en mí, dentro y continúo leyendo mi libro. Luego viene el mismo señor con un pedazo de papel intentando meterlo entre un vidrio y el otro empujando para que se cierre. Le digo que lo deje. Se molesta porque dice que en el otro lado del vagón tienen frío. Le digo que se cambien de asiento que a mí el calor me molesta, entonces me dice que yo me cambie del asiento y yo le respondo que deje sus ideas de cerrar la ventana porque igual no cierra y que MUY BIEN porque es MI ventana y yo la quiero tener abierta. Se marcha enojado. Al final va y se queja al empleado de la empresa de trenes exigiendo que él cierre la ventana porque les da demasiado aire. El empleado al final logra cerrar la ventana y yo me quedo encerrada, protestando y casi llorando que tengo calor y que yo, joder, también pago mi billete por viajar en unas condiciones humanas. Me llaman mala gente. Yo les mando al carajo. Seré mala gente y seré egoísta porque estoy sola y sufro y estoy sudando en el tren donde se sienta más gente alrededor y hace más calor aún y la gente de este país me da rabia. Odio estar aquí sola. En estos momentos también lo odio a él porque se niega a venir a estar aquí conmigo. Luego recibo una llamada suya a mi celular, me dice que llamó a mi casa pero no estaba. Me alegra escuchar su voz. Lo amo de nuevo.
Mientras mi vecina duerme roncando y ni la despiertan las chicas turcas gritando desde el otro lado de la pared, me acurruco en mi pequeña cama escuchando caer las gotas en el fregadero de la cocina y pensando que podría ser el sonido del teléfono y que alguien me acaba de dejar un mensaje. En vano. El teléfono sigue mudo. Mudo también está el cuarto y yo me callo al pensar que otra vez nadie me dijo sus buenas noches.
Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.